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Conducir en la tercera edad
Apenas ya se adquiere el uso de razón y los pies ya alcanzan los pedales muchos han tenido la curiosidad de conducir un vehículo. Para quienes contaron con un automóvil en la familia es fácil adquirir esta habilidad desde niños, un Renault 4 o el tractor de la finca generaron la inquietud por las ruedas y los motores.
Hay quienes añoramos tener nuestra licencia, nuestro primer auto y una vez lo logramos podemos durar horas, días y años frente al volante. Cuando menos lo esperamos ya tenemos unos cuantos años y se empiezan a avizorar unos cabellos más plateados.
Y muchos nos preguntamos ¿hasta cuándo seremos capaces de conducir un auto? Las habilidades para conducir se reducen con los años. Ya no resulta fácil estacionar en reversa, se reduce la visión y ya ni con las gafas nos permiten identificar los obstáculos.
Pero es muy difícil entender que aunque uno se sienta bien, ya ha perdido la agudeza de muchas de sus facultades por el paso inevitable del tiempo.
Si bien estudios médicos sugieren que las habilidades de conducción de las personas mayores comienzan a deteriorarse después de los 60 años, también es cierto que éstas varían considerablemente de un individuo a otro.
Lo importante es que los conductores que entran en esta etapa de la vida sean honestos consigo mismos y se pregunten si sus capacidades les permiten ser conductores seguros tanto para quienes van junto a ellos en el auto como para los otros conductores y los peatones.
Síntomas de la edad
Existen diversos factores físicos asociados al envejecimiento que afectan la capacidad de conducir un auto. Los sentidos se van disminuyendo, se disminuye la capacidad visual, se aumenta la sensibilidad al brillo de la luz, se agudizan los problemas de enfoque y percepción de las distancias, la velocidad e incluso la profundidad. A esto se suman las enfermedades visuales como la miopía, hipermetropía o el glaucoma y las cataratas que nublan la visión.
De forma casi que simultanea se puede presentar una pérdida de la capacidad auditiva, un factor determinante a la hora de conducir, ya que le proporciona una información adicional a la visión, permitiendo anticipar situaciones a través del ruido (sirenas, pito, ruido de llantas, etc.) y son pistas muy útiles al manejar.
En algunas personas las articulaciones suelen endurecerse y los músculos se debilitan, a esto contribuyen malos hábitos de vida como sedentarismo, el consumo de alcohol en exceso y el tabaquismo.
Esta condición puede dificultar algunos movimientos como la capacidad de voltear la cabeza para ver hacia atrás o girar el timón rápidamente. Por eso una buena recomendación para conductores de todas las edades es mantener en forma los músculos del cuello, los hombros y los brazos por medio de ejercicios para incrementar su fuerza y, sobre todo, su flexibilidad.
Con la vejez y con otras condiciones ya mencionadas, como el sedentarismo, el consumo de alcohol y la falta de práctica, se pierde parte de esta capacidad de reacción, o por lo menos se hace más lenta así como los reflejos.
Las enfermedades y el consumo de medicamentos que tienen efectos sedantes o tranquilizantes también indican que es hora de dejar el volante: el Parkinson, Alzheimer, accidentes cerebrovasculares y la artritis entre otras imposibilitan la actividad de conducir de forma segura.
Normatividad
Analizando la normatividad de transito colombiana se establece una edad mínima para adquirir el permiso o licencia para conducir, pero no contempla una edad máxima para dejar de hacerlo. Sin embargo, la nueva ley antitrámites establece que todas las personas mayores de 60 años deberán renovar su pase cada 5 años a partir de la expedición del decreto (enero de 2012) y si va a conducir un vehículo de servicio público debe renovar la licencia cada año.
En otros países como Estados Unidos y España la ley establece que después de cierta edad (a los 65 años) el permiso para manejar se debe renovar con más frecuencia; es decir, de períodos de diez años, la refrendación pasa a ser cada cinco o tres años, previa valoración médica.
A pesar de las diferencias entre una y otra legislación, lo cierto es que el paso de los años llega con ciertos deterioros de las capacidades físicas y psicológicas en todo ser humano. Ante la realidad, la recomendación es reconocer las limitaciones y a los familiares hacer caer en cuenta a los adultos mayores cuando deben entregar el pase.
Test de autoevaluación
Realice este test de autoevaluación si quiere saber si ya es hora de entregar el pase y dejar de manejar.
- ¿Ha tenido demasiados percances en el auto o accidentes donde tenga una abolladura el último mes?
- ¿Los demás conductores le pitan y le llaman la atención por su forma de conducir?
- ¿Se pierde con frecuencia en las rutas que recorría constantemente?
- ¿Tiene dificultades para calcular la distancia?
- ¿Le cuesta trabajo mantener el pie en el acelerados o confunde los pedales?
- ¿Siente que la capacidad visual ya no le permite ver con claridad el camino?
- ¿Ya no puede girar la cabeza con facilidad?
- ¿Ha perdido un gran porcentaje de la capacidad auditiva?
Si respondió afirmativamente más del 50% de las preguntas, es posible que deba considerar la opción de entregar las llaves y dejar el volante. Sé que para muchos como yo esto es una situación difícil, el amor por el volante, la independencia…
Cuando llega el momento de enfrentar el tema es mejor evitar criticar al adulto mayor con palabras ofensivas que lo hagan sentir atacado. Por el contrario, la familia debe expresarle su inquietud con palabras cálidas y ofrecerle alternativas diferentes para satisfacer sus necesidades de movilidad.
Hacer turnos entre los familiares, contar con un taxi de confianza o conseguir un conductor, son algunas de las opciones para movilizar a los adultos mayores que deciden dejar de manejar.
Otra forma de aproximarse a este conflicto es indirectamente, haciendo referencia al caso de algún vecino o amigo que dejó de manejar e invitando a la persona a reflexionar sobre su propia capacidad para llevar a cabo esta tarea.
El día que llegue la hora de dejar de conducir voy a sentirme muy triste y agobiado, sin embargo debemos ser consientes que, si no lo hacemos no solo ponemos en riesgo nuestra integridad, sino la de los demás actores de la vía. Ni modos de pasajero también se pueden hacer las diligencias, así que adelante, si ya es hora de dejarle la labor de manejar a otros es el momento de dar el paso.
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