Volante motor, para qué sirve y cómo funciona

El volante motor suele confundirse con el volante de dirección del automóvil, sucedió en una exposición en la universidad, una clase de mecánica del automóvil donde se pedía una exposición sobre el volante motor y los compañeros llegaron con una linda exposición sobre el volante (timón) de dirección.

Este elemento mecánico también se conoce como volante de inercia, y su función es de gran importancia para el funcionamiento del motor, aunque pasa desapercibido.  Es el responsable del movimiento del motor, está presente en todos los motores de combustión interna, independientemente de la cantidad de cilindros.

Definición de volante motor

Se trata de una pieza simple normalmente hecha de acero con forma circular. Va ubicada en el extremo del cigüeñal que está más cerca a la caja de cambios, unida al embrague. Su principal objetivo es almacenar la energía cinética y lo consigue, como su otro nombre indica, aportando una inercia adicional. Es un proceso que puede sonar complejo, pero que es más simple de lo que parece.

El volante motor almacena la energía de movimiento que transmite el motor durante la combustión, se almacena energía cinética, que recibe del par, el volante continúa su movimiento reduciendo los tirones y cambios bruscos, amortiguando las vibraciones del motor logrando una conducción más confortable. Los motores con un número elevado de cilindros tienen un giro más regular, pero en los habituales de tres y cuatro cilindros, el volante de inercia se convierte en un elemento clave.

Clases de volante motor

Volante de inercia de una masa (SMF): Se trata del tipo más simple y común en la actualidad. Está compuesto de una sola pieza maciza y circular de gran tamaño, que tiene el perímetro exterior dentado. Su giro consigue amortiguar la velocidad angular del cigüeñal.

Volante de inercia bimasa (DMF): Actualmente alrededor de un tercio de los vehículos emplean un volante formado por dos masas conectadas y que rotan entre sí. Gracias a unos muelles helicoidales y rodamientos situados entre ellas, se consigue la reducción de vibraciones en la cadena cinemática durante un periodo más largo.

Funcionamiento del volante motor

Por el volante motor, como ya hemos dicho antes, va a pasar toda la energía cinética generada por el motor antes de pasar directamente a las ruedas. En ese recorrido de la energía, las vibraciones de la mecánica serán absorbidas parcialmente por el volante de inercia, que seguirá girando para disipar y transmitir al cigüeñal dicha energía. Las vibraciones que se manifestarían en forma de tirones o traqueteo si llegasen a las ruedas, consiguen ser eliminadas.

En el caso de un volante bimasa, se consigue ganar efectividad con una masa que gira acorde al motor y otra que lo hace acorde a la transmisión. Destacará por un movimiento más progresivo en la maniobra de desembrague. Este elemento también ayudará el motor de arranque eléctrico, pues transmite potencia al cigüeñal para que inicie su movimientos, así le resta desgaste al motor de arranque, que es de los que más sufre.

Averías del volante motor

El volante de motor es susceptible a tener averías, a pesar de que su funcionamiento es rutinario pero pasivo. Su descaste depende del uso del embrague y su correcto uso.

El uso del embrague debe ser suave (sin soltarlo de golpe) y utilizándolo a la hora de arrancar. También hay que evitar aceleraciones fuertes a bajas revoluciones, pues es cuando más trabaja este elemento. Hay que vigilar también el estado del motor de arranque, pues si está defectuoso hará que el volante motor trabaje más. Por otro lado, hay que tener cuidado con ciertas reprogramaciones, pues el aumento de potencia podría conllevar a un mayor desgaste.

Si el volante motor no está en buen estado lo podremos detectar a través de algunos síntomas. En primer lugar hay que entrenar el oído pues cualquier ruido extraño (sobre todo en el momento de arranque, al ralentí o al usar el embrague) puede activar las alarmas. Las vibraciones también son augurio de posible holgura del volante de inercia, por lo que hay que prestarles atención.

Al ser un elemento colocado en una posición bastante delicada, siempre es recomendable que sea manipulado por profesionales. Sería adecuado cambiarlo cada vez que se sustituye el embrague y es un elemento bastante caro.

¿Cuándo hay que cambiar el volante bimasa del motor?

Según el desgaste o daños:

Hay que comprobar el desgaste de los volantes. Por regla general, después de más de 150.000 kilómetros llega el momento de sustituirlos.

Es importante recordar que los dos sistemas están conectados, aunque funcionen independientemente el uno del otro. La excepción a esta regla son los coches nuevos, que pueden circular algunos kilómetros más. Conviene tenerlo en cuenta, ya que ayuda a ir sobre seguro y minimizar los riesgos.

En cualquier caso, hay que decir que la sustitución del volante suele deberse a un uso inadecuado. Si el conductor ha utilizado correctamente el sistema de embrague y volante, no es necesario sustituir el volante. Por tanto, recuerde que la decisión final es suya.

Por cambio de embrague:

Muchos fabricantes recomiendan sustituir el volante de inercia al cambiar el embrague, porque los dos sistemas están estrechamente relacionados y funcionan juntos. Por lo tanto, en condiciones normales, el desgaste se produce de manera uniforme. No todo el mundo recomienda sustituir el volante de inercia al mismo tiempo que el embrague. Sin embargo, cabe preguntarse si merece la pena.

Fallas o averías del volante bimasa

Un volante bimasa defectuoso se nota por vibraciones en el habitáculo, tirones a bajas revoluciones y un chirrido claramente audible con el motor apagado porque, como ya se ha dicho, impide la transmisión de las vibraciones del motor a la caja de cambios.

Otros síntomas comunes son un chirrido metálico al pisar el pedal del embrague cuando el coche está parado y en punto muerto, o un sonido de traqueteo cuando el motor está parado.

Si arranca el motor y nota un sonido de traqueteo, también es un síntoma de desgaste del volante. Cuanto más conduzca, menos ruido oirá porque se reducen las vibraciones del motor. Sin embargo, a regímenes bajos, un volante dañado es más difícil de reducir las vibraciones.

¿Cuánto cuesta reemplazar el volante bimasa?

Por término medio, la sustitución de un volante de inercia requiere entre 4 y 6 horas de trabajo, ya que hay que desmontar la caja de cambios y otras piezas del motor para acceder al volante. Esto aumenta el coste del trabajo si lo realiza un taller especializado. Por otro lado, el volante de inercia es caro, entre 500 y 700 dólares según el fabricante. Pero eso no es todo, porque también está el coste del disco y el embrague, que deben sustituirse en su totalidad. Por lo tanto, sustituir un embrague doble implica casi con toda seguridad sustituir también el embrague.

Comentar

Este sitio web utiliza cookies propias y de terceros para ofrecer un mejor servicio. Al seguir navegando acepta su uso.